«Muere lentamente

El que se hace esclavo del hábito,
que sigue las mismas rutas todos los días,
que nunca cambia de ritmo,
que no se arriesga y cambia el color de su ropa,
que no habla y no experimenta,
muere lentamente.

El que rehuye la pasión
quien prefiere el negro sobre el blanco,
punteando «es» en lugar de un conjunto de emociones, del tipo que hacen brillar tus ojos,
que convierten un bostezo en sonrisa,
que hacen latir el corazón ante los errores y los sentimientos,
muere lentamente.

El que no pone las cosas patas arriba,
quien es infeliz en el trabajo,
que no arriesga la certeza por la incertidumbre,
para seguir así un sueño,
aquellos que no renuncian a los buenos consejos al menos una vez en la vida,
muere lentamente.

El que no viaja, el que no lee,
quien no escucha musica,
quien no encuentra la gracia en sí mismo,
la que no encuentra la gracia en sí misma,
muere lentamente.

El que poco a poco destruye su propia autoestima,
que no se deja ayudar,
que se pasa días y días quejándose de su propia mala suerte, de la lluvia que no cesa,
muere lentamente.

El que abandona un proyecto antes de iniciarlo, el que no hace preguntas sobre temas que no conoce, el que no responde cuando se le pregunta algo que sí sabe,
muere lentamente.

Tratemos de evitar la muerte en pequeñas dosis
recordarse a sí mismo que estar vivo requiere un esfuerzo mucho mayor que el simple hecho de respirar.

Solo una paciencia ardiente conducirá
a la consecución de una espléndida felicidad «.

Martha Medeiros
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